domingo, 19 de septiembre de 2010

Segunda derrota de visitante

Por Verónica Drygailo


La premisa de River en esta temporada es sumar puntos. Frente a Newell`s perdió los tres que se pusieron en juego y da la sensación de que nada sirve. ¿Es tan así? Lamentablemente, esta pelea es partido a partido y en la frialdad de los números, poco importan los atenuantes que pudiera tener una derrota. Mucho más, cuando se repiten los errores de un pasado inmediato. La historia de la caída frente a Vélez se torna más cercana, más real… El equipo de Angel Cappa se cayó de la cima de la tabla, dejándola en manos del San Lorenzo de Ramón Díaz. También quedó en zona de promoción y dejó en descubierto las fallas futbolísticas, que arrastra desde el comienzo del torneo. Esas que no logra revertir y se notan especialmente fuera del Monumental. El optimismo que fuimos construyendo en base a los resultados parece desmoronarse cuando no se ven respuestas adentro de la cancha. A veces, el corazón y las ganas, no alcanzan. Se necesita una estrategia y los intérpretes adecuados para llevarla adelante. Así como destacamos los méritos colectivos hace una semana, ahora debemos hacer hincapié en el déficit “millonario” en cuestión de “equipo”.

Newell´s venía con el cansancio del triunfo del jueves ante Estudiantes por la Sudamericana y se propuso controlar a River, lo más lejos posible de Peratta. Y lo hizo. Le manejó la pelota y a los 10 minutos del primer tiempo, ya le ganaba por 1 a 0, con el cabezazo de Borghello, ganándole en el salto a Ferrero. El “Millo” dependía de alguna individualidad, pero carecía de circuitos de juego. Aún así, lo tuvo Funes Mori y se lo sacó Peratta y después, le quedó una pelota servida a Ballón, quien remató desviado.

En el segundo tiempo, los de Sensini desplegaron sus intenciones de cortar cualquier intento “millonario” y neutralizaron a los posibles generadores de fútbol. Ahí quedaron las ganas de Ortega, los destellos de Lamela y el espíritu de Almeyda. Fueron casi veinte minutos de inobjetable predominio local. River miraba como un espectador más. De repente, Cappa empezó a mover las piezas en la mitad de la cancha. Ya a los 10, Pavone había reemplazado a Lamela. Se adelantaron los laterales y cuando iban 22, lo metió a Buonanotte por Pereyra. Con actitud y más ganas que fútbol, River se fue imponiendo en el desarrollo del partido y tomó cierto protagonismo. Ferrero tuvo el empate y la mandó a la tribuna. Rojas entró por Ballón, pero su ingreso no clarificó los caminos. Algunos, desmemoriados, quizás se preguntaron porqué no salió Ortega: basta con recordar el triunfo ante Tigre o el centro para Funes Mori frente a Arsenal.

Dio la sensación de que el “Millo” lo pudo empatar, pero no mucho más que eso. La realidad indica que la “Lepra” cerró una semana de éxitos y lo condenó a River a la incomodidad del promedio y a resignar el liderazgo del torneo. El interrogante futbolístico del equipo de Cappa se agiganta… Ya no es una caída circunstancial como pudo tomarse el traspié ante Vélez o el empate en La Paternal. De visitante, se nota una merma en el funcionamiento y los números también cuentan: cuatro de doce. En la victoria del domingo pasado hubo méritos colectivos, ahora pasó lo mismo, pero al revés: todos tuvieron su cuota de responsabilidad y deberán hacer la correspondiente autocrítica para mejorar de cara al futuro.

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