lunes, 27 de septiembre de 2010

Quilmes empató sobre el final y sumó una nueva decepción para River

Por Verónica Drygailo

¿Mala suerte? ¿El tiempo de descuento? ¿Los errores del árbitro? Esas son todas excusas. La verdad es que River se “auto” empató el partido con Quilmes. Así como en la victoria ante Arsenal se destacó el funcionamiento del equipo y la incidencia que tuvieron los cambios que realizó Angel Cappa, ahora, tal como ocurrió frente a Newell´s, todos fallaron. Sin embargo, en estos dos puntos que se esfumaron en los segundos finales, el entrenador parece el máximo responsable. ¿Por qué se tomaron precauciones con Ariel Ortega y no se hizo lo mismo con Matías Almeyda? El “Burrito” es el único jugador desequilibrante que hay en el plantel y estuvo treinta cinco minutos mirando desde afuera. Faltando diez para el final del primer tiempo, Cappa lo mandó a prepararse para ingresar. Todavía me pregunto de qué jugó Buonanotte en la etapa inicial: ¿delantero? ¿carrilero? ¿enganche? ¿Y por qué salió Ballón? Si se sabía que la lesión de Almeyda podía ocurrir. El “Pelado” venía “entre algodones”. En definitiva, el plantel tiene tres volantes centrales y terminó jugando Acevedo, quien está más abajo en la consideración del técnico y con un esquema poco favorable. ¿Era necesario el ingreso de Mauro Díaz por Buonanotte? ¿O se debió pensar en cuidar lo que ya se había conseguido? También es cierto que en el banco quedaban pocos futbolistas con capacidad para recuperar la pelota, pero ¿quién lo armó? Ferrari y Arano, ¿siempre terminarán improvisando como volantes? Es cierto que Affranchino y Pereyra no pudieron estar por lesión y suspensión, respectivamente, pero ¿tan indispensables son para el equipo? ¿Qué le pasó a Gabriel Funes Mori en estas dos semanas?, ¿le corrieron los arcos? En fin, no todo depende de las condiciones naturales de los jugadores. Los equipos también deben ser serios, ordenados y eficaces.

Después de un primer tiempo flojo, en el que River fue una suma de actitudes, ante un rival sin nada, la esperanza “millonario” pareció renacer con el ingreso de Ortega por Ballón. El “Burrito” tiene esa magia que lo convierte en el héroe con sólo pisar la cancha. La primera pelota que tocó fue el córner que ejecutó desde la derecha y terminó en el gol de Pavone, al minuto del segundo tiempo. Con el 1 a 0 a favor, River redobló la apuesta. Maidana y Román quedaron para defender, con la colaboración de Arano y Almeyda, mientras que Ferrari se ubicó definitivamente como volante. Buonanotte, Ortega y Lamela se asociaban para generar juego, pero lamentablemente para el equipo, Funes Mori desperdició todas las situaciones claras que tuvo. Los hinchas disfrutaban de pie en las tribunas, pero… Iban 20 minutos y los fantasmas se hicieron presentes una vez más… Almeyda se quedó en la camilla y entró Walter Acevedo. Parecía que el equipo seguiría funcionando ante la pasividad de Quilmes. El adversario no tenía idea de cómo doblegar a River. Tocalli casi no opuso resistencia a la propuesta de Cappa, tampoco tenía con qué hacerlo. Bastó que Acevedo perdiera un par de pelotas para que propios y extraños se dieran cuenta de que la mano venía torcida. Los goles que erró Funes Mori le pusieron una cuota extra de suspenso al partido. El espíritu de Ortega no alcanzó. Mucho menos sirvió el esfuerzo y la prolijidad de Ferrari y Arano. Ni las exquisiteces que mostró Lamela. En el último y diría que único centro que llegó al área de Juan Pablo Carrizo, Miguel Caneo, justo un ex Boca, la mando adentro del arco, 1 a 1. Nadie recordará que el tiki tiki que merodeó el Monumental. Los hinchas lo sentenciaron en la mitad del partido, cuando el equipo parecía florearse: “…para ser campeón, hoy hay que ganar…” River no ganó y encima, el “Millo” dejó escapar dos puntos importantes en la pelea por la tabla de los promedios.

1 comentario:

  1. Hasta hoy fui defensor incondicional de Cappa. Pero me asaltan las dudas. Coincido con el artículo, y agrego: ¿Lamela ingresa porque Lanzini se lesionó? ¿De no haberse lesionado, hubiese entrado? ¿Por quién? ¿Por qué jugó Buonanotte, quien demuestra estar pasando un pésimo momento? Román no demostró ni calidad técnica ni alguna otra cualidad que justifique su inserción. En cuanto a Funes Mori, Cappa declara en la Conferencia de Prensa que hay que disculparle los cuatro o cinco goles que erró por torpeza o egoísmo, "por ser un muchacho en formación." Cómo es esto, si es 'un muchacho en formación' ¿puede jugar en la primera de River? ¿Por qué entra Mauro Díaz, y no Caruso, ya que Cappa quería un delantero, pues dice que él "no es de poner defensores ante un final así."? Y bien, ¿por qué no ponerlos, si así no se hubiese perdido? ¿Y Carrizo? ¿El gol de Vélez, cuando queda parado protestando? ¿Y el de hoy? Demasiados interrogantes. Un Cappa con frases ya poco creíbles, como "siempre digo que los jugadores no están obligados a ganar, ni siquiera a jugar bien; sólo a intentarlo." No se si están obligados a ganar,o a jugar bien; pero en River Plate los jugadores dignos de esta camiseta siempre jugaron bien, y ganaron casi siempre. Por último, aunque no comparto que se haga lobby con periodistas (...) que hablan mal de River por que se les cortó "la crema" y difaman y calumnian al Presidente o se burlan de Cappa y de RIVER desde Enero, de manera cobarde e hiriente, sobre todo los que dicen "ser de River," --pues en ese caso justifiquemos a un colega aunque cometa un desmán, o sea poco ético, sólo por ser colega-- muy a pesar de mí, aquella desilusión que ellos pretendieron instalarnos desde hace meses, comienza a manifestarse, por ejemplo, en mis primeros interrogantes; no por darle razón a ellos,pues no soy amigo de bajezas, sino porque ahora viene Banfield, y es la mitad del campeonato, Suponiendo que empatásemos, tendríamos 15 puntos. Si lo doblamos, llegaríamos a 30. Y hoy no sé que pensaría al final con una campaña de 30 puntos. En el programa de Nimo el Bocha Flores sugirió una llamada de Passarella al Tolo, 'diciéndole que esperase, y no firmase con los de Avellaneda.' Es sólo una anécdota; quizá un simple pétalo de esa vieja rosa que volverá a marchitarse, aunque estemos en Primavera. -- Barruel, de Lanús.

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