domingo, 8 de agosto de 2010

Victoria en el debut

Por Veronica Drygailo



Un gol… Unos pocos segundos… Un toque de magia del “Burrito” Ortega… Una aparición de Gabriel Funes Mori en tiempo de descuento… Una pelota que se metió en el arco como pidiendo permiso… Esas cosas transformaron la desazón en delirio. También hay que ser equitativos en el reconocimiento: un par de buenas intervenciones de Juan Pablo Carrizo y el eterno corazón de Matías Almeyda se ensamblaron para que el sueño arrancara con el pie derecho. Con estos ingredientes, le alcanzó a River para ganarle a Tigre por 1 a 0, en la primera fecha del Apertura y darle rienda suelta a la ilusión que generó la conformación del nuevo equipo de Angel Cappa.


Para decir la verdad, se había cumplido el minuto cuarenta y cinco del segundo tiempo y el “Millo” no mostraba los méritos suficientes para quedarse con los tres puntos. Los cincuenta mil hinchas que colmaron el Monumental ya empezaban a fastidiarse. El silencio se mezclaba con algunos gritos pidiendo “huevos”. La escena parecía repetirse como en algunos capítulos de los torneos anteriores. Sólo que esta vez, ya los protagonistas no eran los mismos. Los aires de renovación invadieron el plantel y quedan muy pocos de aquellos apellidos que quedaron en la historia por salir últimos con la camiseta de River.


Lo cierto es que a la propuesta de Cappa le faltó generación de juego. Allí estuvo el déficit más difícil de “maquillar”. El equipo no tuvo una idea clara a la hora de plantarse en el terreno. Los laterales no sabían si proyectarse o quedarse; Acevedo demoró en coordinar sus movimientos con los de Almeyda; Lanzini sintió el peso del partido y sólo ofreció algunos chispazos de su talento; Buonanotte terminó en una posición indefinida; Ortega quedó a mitad de camino y cayó en la imprecisión y Funes Mori tenía que retroceder para tomar contacto con la pelota. La rotación de los cuatro que pretendió poner arriba el DT no dio los resultados esperados y quedaron todos enredados. Para no ser mezquinos, Tigre hizo un planteo conveniente para sus necesidades y le cortó los posibles circuitos futbolísticos al dueño de casa. Entonces, a los pelotazos se hizo imposible generar situaciones de gol. Tanto es así, que las más claras las tuvo el “Matador” y Juan Pablo Carrizo salvó el arco “millonario”.


Recién en el segundo tiempo, con el ingreso de Affranchino por Lanzini, River se apoderó de la pelota y empezó a tener cierto protagonismo. Sin embargo, no se acercaba al área rival. Le costaba mucho romper la barrera que había impuesto Tigre en el medio. Lo intentó con algunos desbordes, pero no hubo caso. Todo parecía encaminarse hacia un final ya transitado en reiteradas oportunidades. Pero, como en el mejor de los cuentos, apareció un “duende”. Ya habían marcado los cuatro minutos de adicional. La gente murmuraba bronca en cada rincón del estadio. Y él, que casi no había tenido buenas intervenciones en el partido, “metió la pata”. Fue a pelear una pelota y la ganó, por vivo y por guapo, se la llevó por la izquierda y mandó el centro, Islas se quedó en la incertidumbre de salir o quedarse en el arco y apareció el “melli” para poner el botín amarillo y mandar la pelota a “besar la red”. Fue 1 a 0 y pudo aumentarse la diferencia con un remate cruzado de Affranchino que pasó cerca del palo derecho. No hubo tiempo para más. Los hinchas se olvidaron de todo y festejaron la victoria de una manera muy especial. Todos siguen soñando con ver a River en lo más alto, pero para eso, Cappa deberá corregir bastante en el funcionamiento colectivo del equipo y los jugadores tendrán que levantar individualmente. Esto recién empieza y ganando, todo se simplifica. El crédito está intacto.

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