domingo, 15 de agosto de 2010

River superó a Huracán y es puntero

Por Veronica Drygailo

Cambiar a tiempo suele ser una de las claves para el éxito. Angel Cappa sabía que River no jugó bien ante Tigre, más allá de que el resultado le sirvió. El técnico “millonario” necesitaba variantes para mejorar la floja producción del equipo en el primer partido del Apertura. Entonces, el DT metió mano en el “motor”. Mantuvo al arquero y a la defensa, que parecen afianzarse con el correr de los minutos y “toco” las piezas de mitad de cancha hacia delante. Se dio cuenta de que Matías Almeyda se sentía más cómodo como único volante central y le puso un carrilero por cada lado para ayudarlo en la marca y la distribución de la pelota: Affranchino se ubicó sobre la derecha y Pereyra, por la izquierda. Ariel Ortega, unos metros más adelante, como conductor del equipo, aunque compartió ese rol con Diego Buonanotte. En tanto, Gabriel Funes Mori no se quedó esperando la pelota adentro del área, sino que bajó para tomar contacto y llevarla hasta el área rival. A los 11, en una de esas corridas, el “Melli” se escapó por la derecha y logró enviar un centro, que terminó empujando Affranchino para poner el 1 a 0.

River demostró que había evolucionado. Los marcadores centrales estuvieron muy sólidos y los laterales se animaron a subir un poco más. Los mediocampistas se adueñaron de la pelota y Ortega se juntaba con Buonanotte y Funes Mori para generar juego. Del otro lado, Huracán quería, pero no podía. Chocaba con la precisión de los dirigidos por Angel Cappa, que raras veces “regalaban” una jugada.

La historia se modificó en el segundo tiempo. Huracán “apretó” y River empezó a bajar el rendimiento individual y como consecuencia, se perdió el buen funcionamiento colectivo de la primera etapa. Huracán le fue sacando la pelota y los volantes “millonarios” se quedaban a mitad de camino porque no lograban recuperarla. Almeyda se veía cada vez más solo para marcar y distribuir. La “sociedad” entre Ortega y Buonanotte se diluyó y Funes Mori se olvidó de bajar a tomar contacto con el balón. El “Globo” manejaba el mediocampo y se acercaba peligrosamente a Carrizo, quien respondió sin inconvenientes cuando lo exigieron. También se hizo más evidente la eficacia de Maidana y Ferrero para diluir las intenciones de ataque de los adversarios. Cappa intentó recomponer el circuito de arriba, con la inclusión de Caruso en lugar de Buonanotte, pero no tuvo éxito. Por si fuera poco, Ariel Ortega, cansado de las patadas que recibió en los setenta y pico de minutos que estuvo en la cancha reaccionó y se desquitó con Brítez Ojeda. Nadie vio la jugada con claridad, pero el “Burrito” se sacó la cinta de capitán y ni protestó cuando Laverni le mostró la roja. Se fue directo al vestuario, con la bronca lógica por dejar al equipo con uno menos y pensando en la suspensión que se le viene.

Ni lerdo ni perezoso, Cappa lo puso a Ballón en lugar de Funes Mori para tratar de equilibrar el medio. Sin embargo, la falta de juego en la mitad aquejó al equipo durante todo el segundo tiempo. Después mandó a Rodrigo Rojas por Pereyra para intentar algo de creación. No se pudo. River tuvo que aguantar y lo hizo, sin lujos, sin tiki tiki y casi sin llegar al arco de Huracán. El pitazo final de Laverni dejó una sensación de alivio en los riverplatenses. El “Millo” necesita sumar para escaparle al descenso y en eso se piensa, aunque algunos ya se ilusionan con el título. En el balance final, el saldo es positivo, a pesar de la roja del “Burrito”: se sumó de a tres, de visitante, con uno menos durante la mitad de la segunda parte y se jugó bien en el primer tiempo. ¿La perla negra? La expulsión de Ariel Ortega, a quien deberán contener hasta que pueda volver a jugar y será imposible encontrarle un reemplazante por el jujeño es distinto a todos. Sin que le conviertan goles y haciendo lo necesario en el arco rival, el equipo de Angel Cappa se permite soñar… Total, no cuesta nada…

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