domingo, 24 de octubre de 2010

Otro empate con sabor a poco

Por Verónica Drygailo

Sabor a nada… El empate 1 a 1 frente a Racing dejó una sensación de vacío en el Monumental. Vacío porque el equipo sigue sin ganar, ya lleva seis partidos sin victorias y vacío porque futbolísticamente hay muy pocas cosas para rescatar. Desde que se supo la formación inicial, se veía una falta de equilibrio. Otra vez, los intérpretes elegidos por Angel Cappa parecían no ser los apropiados para un equipo que necesita sumar. Nuevamente, la cantidad de jugadores con características ofensivas superaba a los que están más preparados para recuperar la pelota. El mensaje del entrenador pidiéndoles compromiso a todos para marcar no termina de procesarse en la mente de los futbolistas “millonarios”. Entonces, la película se repite. Encima, los resultados no se dan como en la primeras fechas y el escenario riverplatense se torna cada vez más controvertido. La confianza se va esfumando con el correr del campeonato y la confusión comienza a asumir el rol principal, en un grupo que prometía mucho más en el arranque del torneo.

Los partidos de River recuerdan a las épocas del colegio:cuando se escribía mal una palabra había que repetirla la cantidad de veces que la maestra considerara necesarias. Y Cappa sigue equivocándose. El planteo ante Godoy Cruz fue sólo una excepción a la “regla” que pretende imponer el DT. Ballón volvió a quedar solo para recuperar, con Rojas por la derecha y Lamela, por la izquierda. Una vez más, Ferrari y Arano se quedaron en la mitad: ni defendieron ni atacaron. Los marcadores centrales continúan corrigiendo desacoples y esperando escuchar algún grito salvador del cinco. Bueno, Almeyda hoy no está y se siente en todos los sectores de la cancha. Por su despliegue y su voz de mando, un rol difícil de asumir en estos tiempos que le tocan vivir al equipo de Cappa. Racing eligió un 4-3-1-2, sin demasiado brillo, pero con Giovanni Moreno como “arma letal”. El colombiano se movía por todo el frente de ataque y elegía especialmente el lado de Arano. Por ahí, a “Chiche” se le escapó y clavó la pelota junto al palo derecho de Carrizo, 1 a 0.

¿Ortega? El desequilibrante que tiene el “Millo” se “perdió” en la mediocridad del equipo. Se fastidió y con razón. No le llegaba la pelota y tenía que meterse en el círculo central para tomar contacto con el balón. El malestar que sintió se fue haciendo evidente y cayó en la falta de precisión. Las pidió todas y no le quedaba ni una. Por eso, el “Burrito” retrocedía y quedaba sin aire para asistir a Pavone y Funes Mori. El “Melli” sigue ausente, lejos de la racha de goleador y cada vez más temeroso de perder el puesto. El “Tanque” trató de darle una mano a Ortega , se sacrificó por el equipo. Sin embargo, todos estos factores influyeron para que se generaran muy pocas situaciones de gol. Y nuevamente, las que hubo terminaron siendo desperdiciadas. Se falló en la última instancia. Desde las tribunas, los hinchas pedían por Alexis Ferrero. Por un defensor…

En el segundo tiempo, Cappa trató de “sacudir” el libreto que viene repitiendo desde hace años. Metió a Ferrero por Arano e intentó una línea de tres con Maidana, Ferrero y Román. Lo mandó a Ferrari al medio junto a Ballón y Rojas. Lo adelantó unos metros a Lamela para que se asociara con Buonanotte. El “Enano” entro por Ortega. Sí, fastidio por fastidio. Buonanotte había “gritado a los cuatro vientos” durante la semana que estaba molesto porque no jugaba. Le llegó la oportunidad, aunque el jujeño no debió haber salido. Más allá de sus enojos y sus fallas, el “Burrito” es el único jugador distinto que tiene River hoy en el plantel. El que con una pelota puede cambiar el rumbo de un partido. El “debate” por la salida del ídolo quedó en “suspenso” porque a los 45 segundos, su reemplazante, Buonanotte, se encargó de marcar el empate, 1 a 1. River intentó hacerse el dueño de la pelota e ir a buscar el partido, pero avanzó más de lo que atacó. Encima, Adalberto Román se fue lesionado y no había otro defensor en el banco ni un volante que pudiera cumplir esa función. Entró el pibe Cirigliano y Cappa lo quiso poner a marcar por la derecha y lo mandó a Ferrari del otro lado porque Lamela no marcaba ni atacaba. Todo Racing empezó a ir por el lado de Cirigliano e inmediatamente, el DT “millonario” lo mandó al juveniel de cinco y puso a Ballón en la última línea. River volvió a mostrar actitud y cierta lucidez para acomodarse ante circunstancias adversas, pero tomar precauciones en la conformación del banco no estaría mal. Racing se fue conformando con el empate y el partido tuvo muy poco fútbol, sólo los toques casi mágicos de Giovanni Moreno, quien desapareció en la segunda parte. La realidad “millonaria” resulta preocupante: Cappa no encuentra el equipo, algunos jugadores se fastidian más de lo que juegan (Ortega sólo puede darse ese lujo porque con una pelota es capaz de conseguir tres puntos y lleva la chapa de ídolo), los puntos se suman con “cuentagotas” y se viene el Superclásico. Los hinchas fueron contundentes: hay que ganarlo “cueste lo que cueste”.

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